Más de 200 asistentes participaron en la jornada inaugural del XXII Congreso Chileno de Ingeniería Química
Con el lema “Innovación para la Sustentabilidad”, se inauguró esta semana en la Casa Central de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso el XXII Congreso Chileno de Ingeniería Química, encuentro que congrega a investigadores, profesionales y estudiantes de todo el país, desde Arica hasta Magallanes.
El evento es organizado por el Colegio de Ingenieros de Chile y la Escuela de Ingeniería Química de la PUCV.
Esta es la segunda ocasión en que el congreso se realiza en nuestra Universidad —la primera fue en 2008— y su eje temático gira en torno a la innovación como motor de la sustentabilidad, destacando el papel transformador de la ingeniería química en la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).
Las palabras de bienvenida estuvieron a cargo del vicerrector de Investigación, Creación e Innovación de la PUCV, Luis Mercado, quien agradeció a los organizadores la oportunidad de acoger este encuentro y de fortalecer el vínculo con la industria y las empresas que colaboran en la formación y proyección profesional de los ingenieros e ingenieras de la Universidad.
“En la actualidad hemos recibido numerosos requerimientos desde la industria, lo que motiva una amplia participación de las universidades. Naturalmente, todos esos requerimientos apuntan a hacer lo mismo con mayor eficiencia y sustentabilidad, o bien a innovar con nuevas soluciones. Esa es, precisamente, la esencia de la innovación: cambiar para mejorar los procesos, un tema que está en el corazón de la formación profesional y en el que la PUCV ha trabajado intensamente durante los últimos años a través de diversos proyectos institucionales”, destacó.
Tradición y sentido del encuentro
Por su parte, el director de la Escuela de Ingeniería Química y presidente del Comité Organizador, Carlos Carlesi, recordó que este congreso se remonta a la década de 1960, lo que refleja su consolidada trayectoria.
“El factor común de todas sus versiones ha sido el espíritu de encuentro fraterno y de gran valor académico. Su objetivo es reunir a académicos e investigadores de las universidades chilenas que cultivan esta apasionante disciplina, junto con las áreas afines como la ingeniería bioquímica, los bioprocesos, los procesos mineros y metalúrgicos, la ingeniería ambiental, energética y el desarrollo de nuevos materiales”, señaló.
Durante la ceremonia inaugural, la seremi de Energía, Anastassia Ottone, abordó los desafíos que enfrenta el país en el proceso de descarbonización de la matriz energética, en el marco de la transición hacia fuentes 100% limpias y renovables.
“En un momento en que la sostenibilidad y la innovación son más cruciales que nunca, es alentador ver cómo este congreso reúne a académicos, investigadores y representantes de la industria para abordar los desafíos y avances de nuestras áreas”, expresó.
Asimismo, la autoridad destacó la importancia del plan nacional de desarrollo del Hidrógeno Verde, subrayando la necesidad de formar capital humano especializado.
“Para el desarrollo de esta industria se requerirá talento y competencias locales. Por eso, es fundamental potenciar desde las universidades y centros de investigación el conocimiento que permita diversificar nuestra matriz energética”, agregó.
Finalmente, el profesional de la Seremi de Energía, Hermann Balde, presentó los principales avances y metas de la Política Energética 2050, orientada por 18 objetivos vinculados a los ODS de las Naciones Unidas.
Entre las proyecciones, mencionó alcanzar energía con cero emisiones al 2050, superar los 6.000 MW de capacidad de almacenamiento, asegurar 100% de acceso eléctrico para todos los hogares y avanzar hacia una matriz limpia y de bajas emisiones al 2040.
En Chile, el 76% de las emisiones de gases de efecto invernadero proviene del sector energético, por lo que —señaló— el crecimiento de la energía fotovoltaica será crucial. No obstante, dejó abierta una reflexión: ¿qué ocurrirá cuando termine la vida útil de los paneles solares? Un desafío que, sin duda, deberán asumir las nuevas generaciones de ingenieros químicos del país.
Por Juan Paulo Roldán
Dirección de Comunicación Estratégica