Josué Carvajal, seleccionado chileno de Goalball y alumno de Trabajo Social PUCV: “Queremos demostrar que estamos aquí”

Por Sofía Venegas Figueroa
A sus 30 años, Josué, estudiante de Trabajo Social en la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso y deportista de alto rendimiento, enfrenta el desafío del torneo continental en Brasil, mientras convive con la retinitis pigmentosa que ha ido apagando su visión.
A días de viajar a São Paulo para representar a Chile en la Copa América de goalball, Josué hace un alto en su concentración para evaluar el camino recorrido. Desde que una retinitis pigmentosa comenzó a apagar su visión a los 18 años, su vida ha sido una constante adaptación, encontrando en este deporte poco convencional no solo una pasión, sino también un propósito.
EL DIAGNÓSTICO
Todo cambió para Josué durante su último año de enseñanza media. Lo que comenzó como una dificultad para ver la pizarra o seguir la trayectoria de un balón de fútbol, culminó con un diagnóstico que le arrebató su plan original de vida. “Me diagnosticaron y me decidieron sacar de la cocina. Así que ese año no lo pude terminar”, relata sobre el momento en que abandonó sus estudios de gastronomía.
Fue un profesor, asignado para apoyarlo en el liceo, quien le presentó el deporte. “Ese profe empezó a hablarme del goalball. Aparte de ayudarme más o menos con la tiflotecnología... Me hablaba mucho del goalball”. Sin embargo, en un inicio la propuesta no lo atrajo. “En ese tiempo a mí no me interesaba porque estaba recién empezando este proceso que es como personal”.
EL ASCENSO DE UN DEPORTE
Dos años después, aceptó la invitación. Lo que comenzó como una curiosidad se transformó en una vocación. A fines de 2015 probó por primera vez, y para 2016 ya era parte fundacional de Gladiadores, un equipo con el que “empezamos a hacer historia”. Su talento y dedicación lo llevaron rápidamente a la selección nacional en 2019.
El punto culmine de su carrera hasta ahora fueron los Juegos Parapanamericanos Santiago 2023. “Lo más grande que jugué fue el Santiago 2023. Donde salimos quintos”, afirma, destacando el impacto de competir en casa. “Porque mucha gente nos fue a apoyar. Y en este deporte que es tan desconocido, que nos llena como los recintos. Esa vez estuvo muy lleno. Y fue muy bacán”.
LA CRUDA REALIDAD DEL DEPORTE PARALÍMPICO NACIONAL
La preparación para la Copa América deja al descubierto las grandes diferencias entre el apoyo que reciben los deportistas chilenos y el de otras potencias continentales. Josué es claro al comparar: “Brasil... tienen mucho apoyo financiero, sobre todo. En su país. Incluso tienen sueldos”.
Frente a eso, la realidad local es otra. “Acá... cada uno de los deportistas tiene su trabajo. Y quizás los tiempos libres, los espacios que se hacen... Nos toca quizás ganar algo”. Esta autogestión es una constante, dependiendo de logros deportivos previos para acceder a financiamiento.
LA DOBLE CANCHA
Paralelamente a su carrera deportiva, Josué avanza en sus estudios de Trabajo Social en la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso (PUCV). Su elección de carrera no fue aleatoria, sino una respuesta directa a las dificultades que enfrentó tras su diagnóstico. “Tuve que hacer muchos trámites que no sabía para dónde ir... Qué hago. Existen escuelas de tal cosa. Fui a las municipalidades. Al consultorio. Y fui conociendo un poquito el tema del trabajo social. Como ese guía”.
Para compaginar ambos mundos, el apoyo de la institución ha sido fundamental. “El área de inclusión también me ha apoyado harto. Y el área de deporte. Que al final gestiona toda esta flexibilidad”, explica. Este respaldo le ha permitido faltar por campeonatos internacionales, como el reciente Regional en Vitoria, Brasil, al que viajó “con apoyo de la Universidad. De Deporte y de Inclusión”.
LA MIRA PUESTA EN SÃO PAULO Y EL LEGADO
Con la Copa América en el horizonte, Josué y la selección tienen claros sus objetivos: “Si nos va bien, ojalá, nos da cupos a los mundiales. Y a los Panamericanos 2027”.
Más allá de los resultados, su lucha representa algo mayor. Se ve a sí mismo y a sus compañeros como pioneros. “Nosotros estamos siendo como los que llevan la bandera en eso”, sentencia. “Queremos demostrar que estamos aquí, que necesitamos ese apoyo, que podemos lograr cosas también para que surja para todos los deportes paralímpicos”.
Mientras su condición visual sigue su curso degenerativo, su determinación no hace más que crecer. Desde la cancha, donde solo se guía por el sonido de unos cascabeles, Josué se ha convertido en la voz que amplifica las necesidades de un deporte que lucha por salir del silencio.